El Palacio de la Discordia
Los rumores de lo que estaba sucediendo en uno de los proyectos más ambiciosos de la Avenida Balboa se hicieron realidad. Tanto el promotor como el arquitecto de la obra salieron a la luz pública para dar su versión de los hechos. Ahora los profesionales del sector hablan y muestran su preocupación por lo que esto pudiera afectar a la imagen de Panamá
MELISSA NOVOA Y ANA TERESA BENJAMÍN
mf@prensa.com
LA PRENSA
...Y vivieron felices para siempre en el palacio. Así no es precisamente como terminó la historia entre el empresario español Adolfo Olloqui y el arquitecto del Palacio de la Bahía, Jesús Díaz, quienes han ventilado ante los medios las diferencias que acabaron con su relación empresarial.
Mientras que Olloqui -quien durante los últimos dos años promovió con bombos y platillos el proyecto en ferias internacionales- gritaba a los cuatro vientos que la obra fue suspendida porque era irrealizable, inviable e imposible de construir. Díaz no podía quedarse callado y salió la semana pasada a hablar en su defensa y del grupo de arquitectos e ingenieros que también pusieron su granito de arena en el anteproyecto.
Se ve algo consternado y en medio de una batería de periodistas, arquitectos, ingenieros y promotores de bienes raíces, Díaz dice ser enemigo de los pleitos y estar todavía dispuesto a llegar a un entendimiento con la contraparte para sacar este tema de la discusión pública. Pero no descarta la posibilidad de interponer una demanda de continuar Olloqui con sus amenazas.
Insiste en que lo que desea es evitar conjeturas y especulaciones, y que se siga cuestionando su profesionalismo y el de su equipo de trabajo.
La única y verdadera razón por la que se paraliza y se suspende la obra, señala, es porque los trabajos hechos no concordaban con los planos diseñados por la empresa Inspecciones Jesús Díaz, S.A. y aprobados por la Dirección de Obras Municipales.
Se refiere a los trabajos de construcción del muro perimetral o muro pantalla para el desarrollo de cuatro niveles de estacionamientos que no coincidían con lo expuesto en los planos aprobados. “Ellos (los promotores) lo rediseñaron unilateralmente en España y sin nuestro conocimiento”, asegura el ingeniero estructural de la obra, Oscar Ramírez.
Según Ramírez la crisis con su contraparte se agudiza cuando el promotor de la obra, Adolfo Olloqui, les presentó unos diseños en croquis y les pidió que los sellaran con su firma. El equipo técnico se negó.
¿Las razones del cambio? Por cuestiones económicas, sugiere el también ingeniero estructural del proyecto, Víctor Cano. “Era mucho más económico que lo que nosotros habíamos propuesto”, expresa. Aunque al final -señala- se tendría que hacer una reingeniería que también generaría un costo.
La versión oficial
Al igual que los arquitectos e ingenieros de la obra, el ingeniero municipal, Jaime Salas, director de Obras Municipales, prefirió aclarar ciertas cositas.
“¿Quién ha dicho que el señor Olloqui es el dueño de la verdad y que el proyecto no es viable?”, subraya. Al tiempo que admite que en ingeniería y arquitectura todo es factible, y cualquier terreno es apropiado, sólo hay que adecuar la estructura al suelo donde se va a construir y para eso hay que hacer estudios preliminares.
Antes de continuar su explicación, Salas aclara que los asuntos administrativos de la promotora están fuera de la jurisdicción de la dirección de ingeniería y recalca no tener una posición ni a favor ni en contra de los profesionales o de los dueños del proyecto.
De lo que él sí puede hablar es del proceso de aprobación, tramitación de los permisos y que los resultados de las inspecciones mostraron claras violaciones al acuerdo 116 del 9 de julio de 1996 que regula la construcción en Panamá.
Salas afirma que no es la primera vez que ingeniería municipal multa a los promotores del Palacio de la Bahía.
En el mes de agosto en una inspección que se hizo en los proyectos Ice Tower, Planetarium, Ocean One y el Palacio de la Bahía, en este último se detectaron violaciones a las normas.
En esa ocasión se les impuso una multa de 12 mil dólares y se suspendió el proyecto. Una vez pagada la multa y corregido el problema se levantó la suspensión de la obra.
Dos meses después la dirección de ingeniería municipal les impuso una segunda multa y nuevamente se detuvo la obra por estar construyendo unos “muros pantalla” cuyo tamaño, forma y secciones de acero diferían de lo que estaba plasmado en los planos aprobados por la institución. Esta vez la multa fue de 30 mil dólares.
“Les planteamos que la construcción no era un quiosco, y que si se tenía esa clase de problemas en su fase inicial, qué iba a pasar en el futuro. Estábamos muy preocupados como municipio de que ese tipo de cosas estuvieran pasando porque eso iba a traer repercusiones en los otros proyectos y en el desarrollo inmobiliario en Panamá”, expresa.
Ahora Salas está en su oficina esperando que los promotores incluyan los cambios estructurales de los planos para ponerlos a consideración de la dirección que él maneja. Hasta el momento esto no ha sucedido.
Reacción del mercado
Los arquitectos y promotores de bienes raíces han mostrado su preocupación por este hecho que aunque para algunos es aislado, puede afectar la imagen del país.
“Se pone en juego la credibilidad del desarrollo de Panamá”, confiesa el presidente saliente de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac), Javier Cardoze.
Por su parte, Rodrigo Chanis, presidente de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA) indica que la situación del Palacio de la Bahía provocará que los inversionistas de los otros proyectos sean más cautelosos, para evitar que haya incertidumbre en las obras que representan.
Nicolás Corcione, presidente ejecutivo del Grupo Corcione, que está detrás de proyectos como Ocean Park de 44 pisos en Punta Pacífica coincide en que lo sucedido con el Palacio de la Bahía afecta la imagen de Panamá. Más aún cuando este proyecto fue promocionado internacionalmente como uno de los edificios más altos de Latinoamérica.
Pero él ve el lado positivo de esta situación. De acuerdo a Corcione, la balanza se inclinará a favor de los promotores que tienen años de estar en el mercado, y al final el comprador preferirá ver quién está detrás de la obra, sin dejarse llevar por la altura o la belleza del proyecto.
“Ahora toma más relevancia la experiencia y el renombre de la firma constructora y promotora del proyecto”, enfatiza.
Jonathan Mizrachi, gerente de proyecto de Procasa, asegura que no ha habido ninguna reacción negativa por parte de los compradores de los edificios que ellos promueven.
La promotora desarrolla actualmente obras dirigidas al mercado extranjero como Destiny, de 51 pisos, y Sky, de 52 pisos, ambos ubicados en la Avenida Balboa.
Según su gerente, Destiny, una obra con una inversión de 32 millones de dólares, a la fecha tiene construido hasta el quinto piso. Mientras que en Sky, con una inversión de 24 millones de dólares, se está terminando la colocación de pilotes. Ambos proyectos estarán listos en 2008.
Pero si las expectativas del mercado no se cumplen hay, según los entendidos, dos grupos que quedarían perjudicados. Uno de estos es el de los especuladores que compran apartamentos en el periodo de preventa con la idea de que en un periodo corto (uno o dos años) los venderán con una ganancia.
El segundo grupo sería las personas que están comprando propiedades a precios relativamente altos, porque si los precios bajan, es poco probable que su inversión se aprecie.
Mientras los diferentes sectores emiten su opinión, todos están a la expectativa de lo que realmente pasará con el ‘Palacio’.
Esa duda podría despejarse esta semana cuando Adolfo Olloqui vuelva a salir a los medios de comunicación para hablar del tema.